Quebradas de Cafayate

Desde la ciudad de Salta, un viaje a Cafayate por la Ruta Nacional 68, a través de la Quebrada de las Conchas, uno de los caminos panorámicos más espectaculares del norte del país, con formaciones sedimentarias de 65 millones de años. Y una excursión por la Ruta 40 a la Quebrada de las Flechas, donde las placas subterráneas afloran con formas puntiagudas que apuntan al cielo.

El camino hacia el pintoresco poblado de Cafayate, en plenos valles calchaquíes, es quizás uno de los mayores atractivos del viaje por esa región salteña. Especialmente por ese fragmento de la Ruta Nacional 68 –que une el pueblo con la capital provincial–, conocido como la Quebrada de las Conchas, donde se avanzan 66 kilómetros entre montañas sedimentarias de todos los tonos imaginables de rojo.

Lo que se ve son las sucesivas superficies del planeta, acumuladas una arriba de la otra a lo largo de millones de años. Ese mundo de dinosaurios, que fue tapado y vuelto a tapar por el polvo del tiempo, surgió a la superficie otra vez con los movimientos de placas tectónicas que originaron la Cordillera de los Andes. Y por eso, muy tranquilamente, uno puede darse hoy el lujo de subir a un auto y dar un paseo, por ejemplo, por el ordovícico superior… nada menos.
Los Médanos o Dunas, pequeños arenales blancos con composición de mica calcárea (mineral), seduce a los viajeros por las caprichosas figuras que forma el viento, sobre todo cuando se camina a la luz de la luna. Están ubicados a 178 kilómetros desde Salta ciudad.
La quebrada es un rasgo morfológico moderno y se remonta a los movimientos tectónicos que tuvo lugar a fines del período terciario, y más concretamente durante el cuaternario, esto es en los últimos dos millones de años, según geólogos locales.

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