Jalonada por puentes de piedra y aire romántico, La Cañada es para Córdoba es corazón de su mísitica urbana, el escenario de su imaginario popular, el hogar de sus personajes lejendarios. Sus tipas amarillas marcan el camino de interesantes plazas gastronómicas que invitan al descanso.
En un principio el lugar estaba destinado a ser un estacionamiento subterráneo, lo que luego fue descartado por sus reducidas dimensiones. Cuenta con una superficie de 4.600 metros cuadrados y tiene forma triangular.
Cuenta con tres montículos con muros de contención coronados por tres fuentes de las que parten acequias para converger en un estanque que simula un lago al que llegan los ríos.
Las cimbreantes tipas, florecidas en la actualidad, ponen la cuota fresca a la más armoniosa avenida cordobesa. En sus muros de piedras blancas interrumpidos por encantadores puentes, se concentran historias trágicas, leyendas de aparecidos y malevaje. También hablan de un pasado de bohemia e ideales y de un presente cómplice de apasionados romances.
La Cañada, según el diccionario la palabra significa “Espacio de tierra entre dos alturas poco distantes entre sí” y “corriente de agua de poco caudal que suele no ser permanente” los cordobeses le añaden a esta definición el valor simbólico de sus historias y leyendas. El arroyo de la cañada nace a unos 15 Km. de la capital cordobesa, y se arrastra lento hasta penetrar en el departamento Capital por su ángulo suroeste.
La última gran crecida del arroyo fue la de 1939, y a ella se debe la construcción de la actual canalización. La parte que la mayoría de los cordobeses y turistas ven a diario, son 1800 metros que desembocan en el río Suquía. Entre altos muros de piedra, faroles, frondosas tipas con sus canteros y bares, la Cañada es un símbolo indiscutido de la ciudad inspiración de poetas y músicos.